martes, 10 de marzo de 2009

EL ROL EDUCATIVO DE LA MEZQUITA EN LA COMUNIDAD MUSULMANA

LA IMPORTANCIA DE LA MEZQUITA COMO LUGAR DE LA PRÁCTICA DE SERVIDUMBRE

Por Vicente Mansur Mota

Ø Antes no se podían realizar los actos de servidumbre, excepto en aquellos lugares concretos para ello. (al-mihrâb).

Ø Jadiz: Ÿâbir Ibnu Abdil-lâh dijo que el Profeta dijo: “Se me concedieron cinco cosas que no fueron concedidas a ningún profeta anterior a mí: fui auxiliado con el terror en la distancia de un mes; si hizo para mí la tierra, mezquita y materia purificadora; así que, a cualquier persona de mi comunidad que le llegara el azalá, que rece allá donde se encuentre; se me hicieron lícitos los botines de guerra y no se le hizo lícito a nadie anterior a mí; se me concedió la intercesión; y todo profeta, era enviado a su pueblo o a su gente, y yo, fui enviado para todo el mundo en general”. (Transmitido por al-Bujâriy, Muslim y otros eruditos del jadiz).



Ø “se hizo para mí la tierra lugar de postración (masÿid)”.
Ø Este precepto, aun siendo genérico, está restringido por otros jadices, pues es posible realizar el azalá en cualquier lugar, excepto en lugares donde exista impureza ritual para realizar el azalá, tal y como viene detallado en los libros de jurisprudencia, como el realizar el azalá en lugares no purificados.



Ø También se desprende del jadiz – tal y como han dicho la mayoría de los sabios –, que los ritos de servidumbre o de adoración que otras comunidades anteriores al Islam realizaban (Gente del Libro), podían ser realizados únicamente en templos o lugares especialmente dedicados. Ello mismo lo demuestra la versión transmitida por Amur Ibnu Shu´aib donde el Profeta dijo: “…y la gente anterior a mí, realizaban sus azalás en sus templos”. De ello encontramos pruebas en el Sagrado Corán cuando encontramos a Zacarías a punto de recibir la buena nueva de los ángeles: “Y los ángeles le llamaron (a Zacarías), cuando él estaba en pie, haciendo el azalá en el mihrâb”. (Sura 3 “la familia de ´Imraan”: 39). El mihrâb, era un lugar consagrado especial y únicamente para realizar los ritos de servidumbre.



Ø De todos modos, aunque la zalá se pueda realizar en cualquier parte del mundo, ello no quita de la importancia de la mezquita como centro nuclear de la sociedad musulmana.


CÓMO DEVIENE UN LUGAR CONCRETO UNA MEZQUITA BAJO LOS PRECEPTOS DEL ISLAM

Ø En principio, no existe ninguna aleya o algún jadiz que defina cuándo devine un lugar mezquita. Ello lo han extraído los sabios a partir del análisis y estudio de los textos. Sobre todo, en cuanto a la utilización del profeta Mujámmad y sus Compañeros el uso del término mezquita (masÿid).



Ø Así, la definición de la mezquita – tal y como lo encontramos en los libros de jurisprudencia islámica – es el lugar donde, de manera habitual, se realizan las cinco zalás obligatorias y la zalá del viernes (ÿumu´ah).



Ø La mezquita, es el lugar por excelencia, que Alá ha elegido para que los musulmanes se acuerden de Alá (dikr). Y utilizo la palabra recordar (dikr), pues todo cuanto se realiza en la mezquita está basado en ese hecho: el recordar a Alá, tanto en los momentos establecidos y obligatorios, como en los momentos recomendados, o en cualquier otro momento del día o de la noche. Veamos ejemplos de ello:



Ø El acto por excelencia que se realiza en la mezquita es la zalá. Dijo Alá – ensalzado sea – dirigiéndose a Moisés (Mûsà) “¡Establece la zalá para recordarme!” (sura “taha).



Ø Entre los actos que engloban el recuerdo de Alá, encontramos la lectura del Sagrado Corán. el Sagrado Corán ha sido citado por Alá con varias acepciones. Una de ellas es el Recuerdo (ad-dikr). Dice Alá: “Somos nosotros quienes hemos revelado el Recuerdo (dikr) y somos nosotros sus custodios”. (sura 15 “el valle”: 9).



Ø Dentro del recuerdo (dikr) esté el hecho de alabar, glorificar y pedir el perdón de Alá.



Ø También se va a la mezquita para aprender y profundizar en el dín. Y ello, tal y como nos enseña el Islam, también es recuerdo de Alá. Dijo el profeta Mujámmad en un jadiz: “No hay gente que se reúna en una casa de las casas de Alá – mezquita – donde lean y aprendan el Libro de Alá – el Corán – y lo estudien entre ellos, sin que los ángeles les cubran con su misericordia. Y Alá, les recordará y los nombrará a aquellos que están cerca de Él”. (`Ahmad)



Ø En conclusión, todo cuanto uno realiza en la mezquita debe ser encauzado a ese recuerdo de Alá, que, más tarde, se traducirá en un acercamiento a Él. Así dice Alá en un jadiz sacro (hadîz qudsiy): “Mi siervo no deja de acercarse a mí a través de obras voluntarias hasta que le ame. Entonces, cuando le ame, seré el ojo con el que vea, la mano con la que coja, el oído con el que oiga, la pierna con la que ande. Si me pide protección, sin duda alguna se lo daré. Y si me pide algo, sin duda alguna que se lo concederé.”. (al-Bujâriy y Muslim).

Ø Por otro lado encontramos muchos textos – tanto del Sagrado Corán como del jadiz – que hablan sobre el rango que Alá ha otorgado a las mezquitas. Entre las aleyas encontramos:



Ø “Ciertamente, aquellos que erigen las mezquitas de Alá, son aquellos que creen en Alá y en el último Día, hacen el azalá, dan el azaque y no temen a nadie más que a Alá.”. (sura 9 “la penitencia”: 18).



Ø “En casas que Alá ha permitido erigir y que se recuerde (mencione) en ellas Su nombre. En ellas Le glorifican, mañana y tarde, * personas a quienes ni los negocios ni el comercio les distraen del recuerdo de Alá, de hacer la zalá y de dar el azaque. Temen un día en que los corazones y las miradas sean puestos del revés.”. (sura 24 “la luz”: 26 – 27).



Ø “¿Hay alguien que sea más impío que quien impide que se recuerde (mencione) el nombre de Alá en Sus mezquitas y se empeña en arruinarlas? Personas así no deben entrar en ellas sino con temor.”. (sura 2 “la vaca”: 114.

Ø También en la zuna (sun-nah) encontramos muchos textos sobre la excelencia de la mezquita. Entre ellos:



Ø “Siete serán las personas a quienes Alá proteja con su sombra, el día en que no haya más sombra (protección) que aquella que Él otorgue: un imam justo, un muchacho joven que creció sirviendo a su Señor; una persona cuyo corazón estaba enganchado a las mezquitas; dos personas que se juntaron por el amor a Alá y se separaron por Él; un hombre que, tras ser tentado por una mujer bella y de posición, él la dijo: “Temo a Alá”; una persona que dio limosna, sin que su mano izquierda supiera lo que ha dado su mano derecha; y una persona que, en soledad y en privado, recordó a Alá y sus ojos derramaron lágrimas.”. (al-Bujâriy, Muslim y otros)



Ø “¿Queréis que os indique qué es lo que eleva vuestro rango ante Alá y borra vuestras faltas? Dijeron: si, por su puesto. “Hacer la ablución en momentos dificultosos, dar muchos pasos a las mezquitas y esperar la zalá tras haber realizado ya una” (Muslim).



Ø “Todo aquel que haga el azalá cuarenta días en comunidad alcanzando el principio del azalá, será protegido de dos cosas: la hipocresía y el fuego del Infierno”. (at-Tirmidiy)



Ø “Aquel que realiza las abluciones en casa y después se encamina a una de las casas de Alá para cumplir con la obligación que le ha sido impuesta por Alá, con un paso limpia una falta y con el siguiente eleva su rango.”. (Muslim).



Ø Y en otro jadiz, el profeta Mujámmad nos habla de cómo Isa (Jesús) bajará en los últimos días desde la almenara blanca de la mezquita de Damasco y hará el azalá del amanecer con la gente ese día y, allí mismo, matará al Mesías embustero (ad-daÿ-ÿâl). (Aù Dâwud y otros).

Ø Sin embargo, a pesar de estos textos debemos tener en cuenta el contexto en el que estamos. Ello significa que, a pesar de la excelencia de realizar las zalás en las mezquitas y acudir a ellas, no siempre es del todo posible poder realizar los actos de servidumbre de manera habitual. Sobre todo si tenemos en cuenta las grandes metrópolis y ciudades, donde, incluso a veces se hace verdaderamente difícil el poder ir a la mezquita incluso una vez a la semana, concretamente para el azalá del viernes (ÿumu´ah).


EL ROL DE LA MEZQUITA EN LA COMUNIDAD ISLÁMICA

Ø La mezquita, desde sus comienzos, fue el centro neurálgico y fundamental de toda comunidad islámica. Luego, con el paso de los años, y con el desarrollo y evolución de la misma sociedad, comenzaron a surgir universidades, bibliotecas, fundaciones, instituciones públicas, etc. pero siempre quedó la mezquita como el centro espiritual de la ciudad, pues es allí donde se realizan los cinco azalás diarios.



Ø A modo de recordatorio, los imames de las mezquitas, ejercieron durante siglos, el papel – entre otras cosas – de jueces, guías espirituales, consejeros, etc. Ello, en base a lo polifacético de la obra del profeta Mujámmad. Pues el Profeta, no sólo obró como Enviado ordenado por Alá, sino que también ejerció el papel de juez, guía, consejero, jefe militar, etc.



Ø La mezquita es la base nuclear del comienzo de toda comunidad islámica. Daos cuenta que lo primero que hizo el profeta Mujámmad al llegar a Medina, fue construir la mezquita. Así – tal y como nos ha llegado – su camella – inspirada por Alá y andando por las calles de Medina – se paró en un lugar concreto y allí se erigió la mezquita: la segunda mezquita más importante en el Islam tras la mezquita de la Meca.

Ø El rol que han tenido las mezquitas en los países de tradición islámica o países islámicos, ha sido básico, desde los dos significados etimológicos de la palabra.
o Básico, en cuanto a aportar unos conocimientos base y fundamentales para todo musulmán.
o Y básico, en el sentido de esencial, pues las mezquitas han estructurado la sociedad islámica, en lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado, etc. En cambio, las facetas de gran envergadura eran, y son realizadas hoy día, por el estado de cada país islámico. Como por ejemplo las universidades islámicas, las fundaciones (`auqâf), etc.

Ø Y, en ello mismo, debemos incluir la misma existencia de las mezquitas. Es decir, es el estado, como representación máxima de la voluntad de una comunidad islámica, quien debe mantener todas las estructuras suficientes para salvaguardar el dín de los musulmanes. Y, entre otras cosas, esto comprende lo relacionado con las mezquitas y los imames que las dirigen.



Ø Claro, todo ello se da en un país de tradición islámica y con un arraigo religioso muy grande, tanto en lo temporal como en lo social. Pero cuando analizamos el lugar donde vivimos nosotros, es decir, un país de cultura no islámica, nos damos cuenta que nos enfrentamos a múltiples y diversos desafíos.


LA CARENCIA DE MEDIOS EN LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA

Ø En una sociedad no islámica, como ésta en la que nos encontramos y en la cual queremos echar raíces, los musulmanes nos encontramos ante carencias de todo tipo. Estas carencias pueden ser divididas en dos grupos:

- Carencias de continente:
o Mezquitas, madrazas, colegios, institutos, etc.
- Carencias de contenido:
o Imames, sabios, bibliografías, libros, etc.

Ø Y entre esas carencias de contenido, se da una que es de una importancia radical. Es la carencia o la falta de una jurisprudencia concreta para los musulmanes que residen en Europa en general, y, consiguientemente, una jurisprudencia que rija y defina el rol de las infraestructuras de la comunidad islámica en España. Es decir: quién está obligado a abrir mezquitas; quiénes pueden dirigir las mezquitas; quiénes son las personas aptas para llevarlas; quiénes deben encargarse de la educación islámica; etc.



Ø Por lo tanto, y hasta lo ahora expuesto sobre la importancia del rol de la mezquita en la vida de los musulmanes, si nosotros, como comunidad islámica de este país, nos vemos muy limitados en muchos y diversos campos, ¿cuánto de importante y fundamental será el rol que la mezquita deba jugar en la vida diaria de los musulmanes? Y ¿hasta qué punto se hace imprescindible al musulmán el frecuentar la mezquita en un lugar donde se carece de todo incluso de lo más básico?



Ø Éstas, son preguntas y cuestiones que nosotros, como comunidad islámica debemos plantearnos. Pues, tal y como dicta la jurisprudencia islámica, ello supone un obligación de carácter genérico para todos los musulmanes (fard kifâyah).


EL PROBLEMA DE LA LENGUA

Ø Son muchas las cuestiones de base que debemos plantearnos. Para poder encontrar soluciones concretas y correctas, se debe realizar un análisis completo y exhaustivo de la comunidad musulmana de cada lugar.



Ø Las primeras mezquitas que se abrieron en España, fueron aquellas que en su día abrieron los inmigrantes que llegaron aquí. Muchos de ellos estudiantes. Estas mezquitas – por cercanía geográfica – la componían, en su inmensa mayoría, gente de culturas y países árabes. Y, que consiguientemente, la lengua que utilizaban en su comunicación diaria era la lengua árabe dialectal de sus diferentes países.



Ø Con el paso del tiempo, y con la gracia de Alá, la comunidad iba aumentando en número, tanto por las nuevas migraciones de personas de confesión musulmana, como también – aunque en menor medida – por aquellas personas autóctonas que iban entrando en el Islam.



Ø Entonces, de entre las nuevas etapas por las que tuvo que pasar la comunidad musulmana – y todavía está en ella –, es la etapa de la transición lingüística. Hemos llegado a un momento, en que nos encontramos con tres “tipos” de musulmanes dentro de la comunidad islámica:



o Los primeros inmigrantes. Es decir, aquellos quienes fueron los primeros en formar la nueva comunidad islámica. Una comunidad que utiliza como lengua de comunicación el árabe dialectal de cada país concreto.
o Los hijos de estos inmigrantes. Niños que, bien nacieron en nuestro país o vinieron junto a sus padres con una edad temprana.
o Los nuevos musulmanes. Aquellas personas que, por diversos motivos e inquietudes personales, recibieron la gracia de Alá, y acabaron abrazando el Islam.

Ø Es aquí donde una nueva peculiaridad va a surgir en la comunidad islámica, una comunidad amalgamada con muchas y diversas características. Esta peculiaridad va ser la concienciación de ir adaptándose a un idioma común para todos los miembros de la comunidad islámica. Y ello lo podemos comprobar – por ejemplo – en otros países europeos con una arraigada presencia musulmana, como es el caso de Inglaterra, Francia o Alemania.



Ø En estos países, la lengua local ya ha alcanzado el rango de lengua “oficial” entre los individuos de las diferentes comunidades islámicas. Y ello, ha sido una evolución natural. El problema no ha sido el concienciarse de esta nueva realidad, sino el haberlo hecho con retraso. El que los musulmanes no se hubieran percatado con anterioridad de este fenómeno, ha llevado a que un gran número de musulmanes de estas generaciones en transición, no recibieran una educación y una preparación islámicamente correcta.

Ø La comunidad musulmana, como ya hemos citado, la formaban en sus inicios hermanos – en su gran mayoría – inmigrantes y de origen árabe. Sin embargo, la realidad ha experimentado un gran cambio. Por ello, ni es de cajón, ni es lógico, ni es lícito islámicamente hablando, el que únicamente se utilice un idioma en los dos campos en los que la comunidad islámica debe trabajar encarecidamente:



o El de la enseñanza del dín a los propios miembros que componen la comunidad de creyentes.
o La transmisión del mensaje del Islam a los no musulmanes.

Ø Por ello, bajo los principios y la teleología de la jurisprudencia islámica, es harâm el dejar una persona de lado sin que ésta reciba lo mismo que está recibiendo los demás. Si se repartiera una comida, ¿acaso no tendría todo el mundo el mismo derecho a recibir el alimento por igual? Entonces ¿cómo no se va a repartir el conocimiento y el saber por igual a todos los musulmanes que acuden a la mezquita para aprender el dín?



Ø Dice Alá en el Sagrado Corán: “¡Creyentes! Si os juntáis para hablar de algo, no lo hagáis con ánimo de pecar, de violar y de desobedecer al Enviado, sino hacerlo con ánimo de ser piadosos y de guardarse de Alá. ¡Y guardaos de Alá hacia Quien seréis congregados!” (Sura 58 “la discusión”: 9).



Ø Dijo el profeta Mujámmad: “Si se encuentran reunidas tres personas, que no se dirijan la palabra dos, dejando al tercero a parte”. Y en otra versión del jadiz: “Si os encontráis tres, que no se dirijan la palabra dos sin tener en cuenta al tercero, hasta que os encontréis con más gente, pues ello, puede causarle pena (tristeza)”. (al-Bujâriy y otros)



Ø Entonces, si eso lo prohíbe el Profeta en cualquier situación donde dos personas estén hablando sobre cualquier tema, ¿cómo no se va a tener que utilizar un idioma común para que todo musulmán comprenda el mensaje del Islam? Porque si no es así, únicamente analizándolo desde los modales islámicos estamos siendo maleducados; y segundo, estamos excluyendo a un hermano de la comunidad y le estamos obstaculizando para que no comprenda ni conozca el dín. Además, debemos aplicarnos el dicho del Profeta cuando dijo: “Ninguno de vosotros alcanzará la plena fe, hasta que desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo.”. Es decir, si a ti como musulmán – hables el idioma que hables – te gusta ir a la mezquita y aprender el Islam con el idioma materno, con el idioma que dominas, ¿por qué no le deseas lo mismo a tu hermano que, por otro lado, puede que sea mejor creyente que tú?



Ø Y, por experiencia propia y ajena, se da la situación, en que la persona – en este caso un nuevo musulmán o musulmana – vaya a la mezquita con toda su buena fe y su más sincera intención para adorar y servir a Alá con todo su corazón, y, cuando se encuentra con sus hermanos y hermanas, siente como si estuviera en un club social de árabes inmigrantes. Donde, por desgracia, en muchas ocasiones se suele hablar de temas mundanos, dejándose de lado los temas más convenientes por los que han sido erigidas las mezquitas.

Ø La gente tiene que mentalizarse – y cuanto más pronto lo hagan mejor va a ser para todos – que el idioma que se debe utilizar es el del lugar y no otro. Por qué. Pues porque va a ser la herramienta con el que todos los musulmanes van a entenderse y a comunicarse.

Ø Porque por otro lado damos con el problema del imam o del guía musulmán que no sabe o no domina el idioma del lugar donde vive. Si tal y como hemos citado, el papel y el rol de la mezquita en su ámbito educativo es esencial y fundamental, y que debe existir un idioma común entre todos los miembros de la comunidad islámica para que se de una mayor comunicación y, por consiguiente, un mayor entendimiento, ¿acaso no debería dominar el habla de un lugar el imam o aquel que esté de encargado de enseñar y educar a los musulmanes?



Ø Además, nos vamos a enfrentar a un problema a corto plazo, y es que nos vamos a encontrar con que los propios imames – en este caso árabes – aun entendiéndose con aquellos hermanos que hablen la lengua árabe clásica o la dialectal, no se van a entender – y ya se da el caso – con los jóvenes de la propia comunidad, jóvenes que son la base de las futuras generaciones. Esta incomunicación se traduce, en la muy poca o nula relación que, hoy día, pueda darse entre estos jóvenes – las nuevas generaciones – con los imames, sobre todo aquellos que no dominan el idioma local.


PLANTEAMIENTOS FINALES

Ø No cabe duda alguna, que toda comunidad islámica – haya donde empiece a formarse – tendrá como núcleo fundacional la mezquita, pues es el lugar donde esa comunidad emergente llevará a la práctica el acto de servidumbre por antonomasia en el Islam. Un acto que se realiza de manera diaria y continua.



Ø Todo musulmán busca la paz, la calma, el sosiego y la placidez que las mezquitas emanan, pues son las casas de Alá, y todas estas ellas están bajo su custodia y protección. Además, hemos citado algunos de los textos de cómo Alá recompensa y agracia a quienes las frecuentan y, sobre todo, a quienes se encargan de que estas mezquitas sigan en pie.



Ø Sin embargo, es obligación de la comunidad en su conjunto, analizar y valorar la realidad en la que viven y, de este modo, otorgar a la mezquita, no sólo ese papel de regenerador espiritual de los musulmanes, sino también, el papel que debe tener en una sociedad dinámica.



Ø Por ello, todos debemos trabajar juntos para y buscar siempre el consenso para que la mezquita no quede relegada únicamente a un templo de se realizan actos de culto, pues nuestro dín – al-hamdu lil-lâh – no es una religión, sino el dín de Alá, revelado desde más allá de los siete cielos.


Que Alá oiga nuestras súplicas, afirme nuestros pasos y nos diriga a aquello que es de Su complacencia. Amîn.


Vicente (Mansur) Mota Alfaro
Imam del Centro Cultural Islámico de Valencia

sábado, 7 de marzo de 2009

NUEVO BLOG DE PRUEBAS DE ZAMZAMWEB

SALAM ALEIKUM WA RAHMATU AL-LAH WA BARAKATUHU

QUE LA PAZ Y LAS BENDICIONES DE ALÁ SEAN CON TODOS VOSOTROS.

DENTRO DE UNOS DÍAS, COLGAREMOS UN TRABAJO RELACIONADO SOBRE EL DERECHO ISLÁMICO QUE, ESPERAMOS, SEA DE VUESTRO INTERÉS.

BARAKA AL-LAHU FIKUM.