lunes, 25 de enero de 2010

CAMPAÑA PARA LA DEFINITIVA DESVINCULACIÓN ENTRE MUJERES MUSULMANAS E INMIGRACIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


CAMPAÑA PARA LA DEFINITIVA DESVINCULACIÓN ENTRE MUJERES MUSULMANAS E INMIGRACIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

As-Salam aleikum wa rahmatu Al-lah. Que la paz y la misericordia de Alá esté con vosotros.

Queridos hermanos/as, amigos y simpatizantes.

Como ya sabéis, son muchos los medios de comunicación que, de una manera voluntaria o involuntaria, suelen realizar una amalgama inmoral y peligrosa entre fenómeno migratorio y religión. El caso más frecuente y el que nosotros, desde aquí, queremos denunciar, es el mostrar imágenes de mujeres con “hiyab” (o conocido por el mal llamado “velo islámico”) cuando se emite una noticia o un reportaje que habla sobre la inmigración.

Por desgracia – y no es un caso aislado –, hay hermanas musulmanas – e incluso hermanos – que, llevando el Hiyab, se han quejado al ver en algún medio de comunicación, su imagen vinculada a una noticia o un artículo periodístico que trataba el tema de la inmigración. El problema no reside en la foto, sino en que estas personas, son españoles/as y no son para nada inmigrantes. Es más. Aun habiendo quien haya salido en alguna noticia y haya conseguido la nacionalidad española, la mayoría de los casos denunciados y que han llegado a nosotros, son de españoles/as de pura cepa.

Por ello, hacemos un llamamiento a toda la comunidad islámica y a toda persona de bien, para que desde aquí denuncien esta peligrosa e inmoral amalgama que se hace habitualmente en los medios de comunicación entre “símbolos” religiosos e inmigración.

Para ello, queremos comenzar una campaña de queja.

El protocolo o los pasos a seguir son los siguientes:

- abajo encontraréis unas direcciones de contacto (links) de los medios a nivel nacional más importantes.
- a continuación, veréis unos textos prerredactados, que podéis tomar para “cortar” y “pegar”, para luego colocar en el lugar correspondiente al texto para la queja conveniente.
- luego tendréis que rellenar unas pequeñas casillas necesarias para que la queja sea fehaciente y se pueda mandar: (nombre, apellidos, e-mail, etc.)

Todo ello, no os llevará más que unos pocos minutos.

Por favor. Queremos, con esta iniciativa, que deje de emitirse imágenes de españolas/es musulmanes cuando se habla de inmigración, pues, aparte de realizarse un trabajo periodístico “falso”, se forma en el subconsciente de la sociedad española la siguiente fórmula o enunciado totalmente infundado:

“HIYAB (VELO ISLÁMICO) = INMIGRACIÓN

Muévete y ayúdanos a erradicar y acabar con este fenómeno tan poco ético. Por justicia y dignidad de las personas.
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LINKS DE CONTACTO CON LOS MEDIOS


TVE: (1200 caracteres)
http://www.rtve.es/faqs/index.php?categoria=101#form_faqs


TELECINCO: (600 caracteres)
http://www.telecinco.es/contacta


ANTENA 3 (sin límite de caracteres) (Al final, has de escribir un código para que el mensaje sea ratificado y enviado)
http://www.antena3detelevision.es.visualnet.com/mail.html


LA SEXTA (sin límite de caracteres)
(Se debe elegir en contacto “informativos”)
http://www.lasexta.com/contacto


EL PAIS
Cartasdirector@elpais.es

TEXTOS PARA COPIAR Y PEGAR
TEXTO: MENOS DE 600 CARACTERES (TELECINCO)

Saludos cordiales. Este e-mail que reciben, forma parte de una campaña que se ha promovido, para que dejen de emitir imágenes de mujeres musulmanas con pañuelo “hiyab” cuando ustedes emiten un reportaje sobre inmigración. Se han dado muchos casos en que los medios, han vinculado imágenes de MUJERES ESPAÑOLAS MUSULMANAS con noticias relacionadas con la inmigración. Por favor. Les pedimos que dejen de relacionar símbolos religiosos con EL FENÓMENO DE LA INMIGRACIÓN, pues ello proyecta una imagen falsa de la realidad y afrenta la dignidad de muchos ciudadanos españoles. Gracias por su atención.


TEXTO PARA EL RESTO DE LINKS

Saludos cordiales. Este e-mail que ustedes reciben, forma parte de una campaña que se ha promovido, para que ustedes, dejen de emitir imágenes de mujeres musulmanas con pañuelo “hiyab o (velo islámico)” cuando emiten un reportaje sobre inmigración. Se han dado muchos casos en que los medios de comunicación, han emitido imágenes de MUJERES ESPAÑOLAS MUSULMANAS – e incluso en algunos casos hasta HOMBRES ESPAÑOLES – con noticias relacionadas con la inmigración. Por favor. Les pedimos que dejen de relacionar símbolos religiosos con fenómenos actuales, SOBRE TODO CON EL DE LA INMIGRACIÓN, ya que ello proyecta una imagen falsa de la realidad de nuestra sociedad y afrenta la dignidad de muchos/as ciudadanos/as españoles/as. Gracias por su atención.

martes, 19 de enero de 2010

EJEMPLARIDAD MORAL: TODO A CIEN (Todo a 0,60 €)

(Foto de la izquierda: Palestina; foto de la derecha: Haití)
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Hace unos días, un suceso geológico de grandes magnitudes, no sólo sacudió la tierra donde se manifestó, sino que sacudió, igualmente, los corazones de todos nosotros por la terrible devastación que provocó en el país más pobre del continente americano: Haití.

Tras conocer el alcance de tan tremendo suceso a través de los medios de comunicación, la voz popular e internacional se alzó, espoleando a todo el mundo para que ofreciera la suficiente ayuda humanitaria que pudiera solventar, en cierta medida, el trágico acontecimiento que la población de Haití había experimentado en sus propias carnes, - y nunca mejor dicho.

Tal respuesta al llamamiento internacional no se hizo esperar. Fueron millones las personas que, de alguna manera u otra, han intentado aportar algo, por muy poco que fuese, para que, humanamente, aquella gente pueda salir de los tremendos estragos que el seísmo había provocado en el conjunto de la población. Es decir. Toda persona con una mínima pizca de amor humano, sintió en su día – y la siente – ese sentimiento innato – (fitri, bajo el concepto islámico) – de aportar algo, cualquier cosa. Y, como no era de esperar, los gobiernos internacionales, – aquellos que nos representan para lo que quieren –, comenzaron a sacar sus bazas para ofrecer toda la ayuda posible, a un pueblo que, si ya vivía en la miseria, hoy día, se ha devenido en la miseria personificada.

Sin embargo – y volviendo a este lado del gran charco – no hace mucho, nos sorprendía igualmente la decisión del ayuntamiento de una población catalana – Vic –, que, por orden consistorial, decidió tomar la iniciativa legal de no empadronar a todos aquellas personas ilegales o, más conocidas por sin papeles, que residen en la citada localidad catalana.

La verdad, es que Alá – alabado y ensalzado sea – nos muestra a nosotros, de manera individual y colectiva, a través de sucesos como estos, el trasfondo de nuestros actos y, consecuentemente, la moral de los mismos. Pues, la moral, no es más que el sentido ético que determina todas nuestras palabras, acciones o sentimientos. Y, al habernos dispuesto Alá en un cuerpo que manifiesta exteriormente aquello que sentimos y pensamos en nuestro fuero más interno, Éste nos pone a prueba con sucesos de esta índole, para probarnos primero, y segundo, para que quienes nos rodean sepan a ciencia cierta de qué pasta estamos hechos.

Tras el suceso de Haití, toda la sociedad española (instituciones públicas, políticos, medios de comunicación, entidades humanitarias, etc.) se volcó para atender en la medida de sus posibilidades las necesidades básicas del pueblo haitiano y, para ello, comenzaron una campaña de colaboración ciudadana para que todo el mundo participara con su solidaridad, aportando un pequeño aporte económico.

Pero, sin duda, lo que ha demostrado este suceso ocurrido en Haití, es que únicamente actuamos de una manera moralmente correcta con pueblos que están en la más profunda miseria, cuando acontecen sucesos tan desastrosos como el que ha vivido Haití hace unos días. ¿Por qué? Pues simplemente por dos razones principales:
- La primera: porque no podemos quedar mal ante los demás y, dejar, que la miseria de unos nos coma a nosotros por nuestra inacción.
- La segunda: por la mínima brizna de humanidad que aún queda en nosotros, nos mueva a ayudar a nuestro congénere humano sumido en la más profunda de las miserias.

Pero la pregunta que debemos hacernos es la siguiente. ¿Es que acaso hemos olvidado que más de la mitad de los habitantes de este mundo viven inmersos en una “catástrofe” económica, social, política y humana, desde hace décadas y que viven por debajo del umbral de la pobreza? Somos tan miserables – y aquí hablo como europeo de pura cepa – que únicamente actuamos como gobiernos ante catástrofes humanas de estas dimensiones, para “demostrar” a los demás que siempre estamos ahí, ofreciendo nuestra ayuda a los más necesitados. Pero hoy, esa ayuda, aunque alivie materialmente el sufrimiento de millones de personas, no aliviará el sufrimiento moral que ya padecen desde hace mucho tiempo atrás. Pues Haití, ya vivía en la miseria antes de devenir miseria en sí misma.



Con este suceso, hemos vivido y revivido exactamente lo mismo que ocurrió hace poco más de un año con la invasión ilegal de Israel en Gaza. Cuando la invasión ilegal comenzó, toda la comunidad internacional – movida en su mayoría por las causas anteriormente citadas – se levantó en contra de la masacre indiscriminada del estado cancerígeno de Israel. Sin embargo, antes de la guerra, ya había una invasión, ocupación, masacre, quebrantamiento de la ley internacional e incumplimiento de las resoluciones de la ONU por parte de Israel. Es decir, Palestina ya estaba sufriendo antes de la invasión a Gaza y, hoy por desgracia, sigue sufriendo la inquisidora y nacista política del estado de Israel sobre un pueblo inocente. ¿Quién se acuerda hoy de Gaza? Tal vez, e irónicamente, lo mejor sería para el pueblo palestino, es que Israel volviera a atacar otro parte de lo poco que queda hoy del estado Palestino – si es que se le puede llamar algo –, para que así, la comunidad internacional levantara su voz contra una manifiesta y continua injusticia, y la impunidad de un estado criminal.

Espero, que no salga de la boca de ninguno de los políticos de cierta población catalana de cuyo nombre no quiero acordarme, un llamamiento en ayuda del pueblo haitiano. Pues, aunque sería políticamente correcto, no lo sería moralmente. Pero, por desgracia, son la inmensa mayoría de los políticos de “élite” quienes han surcado un abismo entre la política y la moral. Pues, no se puede pedir ayuda para unos seres humanos en necesidad, desatendiendo la necesidad de aquellos que viven en tu propia tierra.

Sin duda, estos hechos “ejemplarizantes” de moralidad, son los que rebajan todavía más, los mínimos niveles morales con los que países “desarrollados” gobiernan y dominan el mundo; niveles que subsisten por intereses y no por ideales. Por desgracia, en muchas ocasiones, sólo se actúa cuando ya es tarde para responder. Esperemos que haya gente que sepa prevenirse y curarse en salud, antes de que tengan que operarle estando muerto.


¡VA POR TI, PALESTINA!

sábado, 16 de enero de 2010

MÁS CERCA DE LA PSICOLOGÍA DE NUESTROS HIJOS


Por Khadija Chikh, doctora en psicología y profesora en la universidad Lyon 2 (Francia)


Comentarios:

Vicente (Mansur) Mota Alfaro


Traducido por Zarah Hadj Boulenouar y Vicente Mansur Mota

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LINK (Página de Abdelhafiz y Khadija Chikh, editores de libros islámicos para niños: http://voyagenocturne.blogspot.com/

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¡No es fácil ser padres! Solemos hablar a menudo de dar directrices a nuestros hijos, pero de hecho, somos nosotros quienes necesitamos de directrices para poderles educar [1]. ¿Acaso sabemos qué dirección tomar? ¿Cuál es la mejor educación? ¿Qué hacer en tal o cual situación? [2]. La verdad es que muchas veces nos encontramos perdidos y vamos con mucho tiento, con tal de no repetir los errores que cometimos con nuestro primer hijo y, por consiguiente, no volver a cometerlos con el segundo. E, igualmente, nos guardamos mucho de cometer los errores que cometieron con sus hijos algunos de nuestros amigos, vecinos, hermanos, etc. [3]. Somos nosotros los padres, dentro de una sociedad y un mundo que cada día avanza más rápido, quienes no sabemos cómo educar a nuestros hijos [4].



UN EQUILIBRIO FRÁGIL


En muchas ocasiones no solemos encontrar la acción correcta entre el laxismo y la severidad, y muchas veces solemos pasar de un extremo a otro [5]: si estamos cansados, cedemos a los caprichos del niño; si pensamos que ya ha recibido suficiente, no cedemos en nada de lo que nos pida; si nuestros amigos, nuestros vecinos, los padres de los amigos de nuestros hijos, nos muestran una manera mejor de educar a los niños, culpabilizándonos ellos de no ser todo lo gentiles que tendríamos que ser con nuestros hijos, entonces, bien cedemos con malestar, o bien no cedemos para nada. Y, a posteriori, nos invaden cuestiones que nos machacan la cabeza, como: “¿He actuado correctamente?”.

El modelo educativo que presenta la sociedad no es siempre bueno, como tampoco lo es el hecho que los padres se aíslen del resto de la sociedad, pensando que una educación estricta es la mejor que puede haber. Sin embargo, ninguna de estas actitudes es la mejor solución para la educación de los niños.

A pesar de ello, si somos coherentes, si reparamos en lo que es mejor para nuestros hijos y si consideramos que la educación es algo esencial, debemos tener una respuesta adaptada a las exigencias del niño, y, consecuentemente, comprenderemos mejor las consecuencias de nuestra educación. Pues todo aquello que se le permite o se le niega al niño, debe tener un sentido y un fin y no puede hacerse a la ligera [6].

¿Cómo establecer reglas a nuestro hijo y adaptar su educación de la mejor manera? He aquí algunas directrices que nos guiarán a no ser demasiado blandos ni demasiado severos, ya que a veces uno puede sentirse culpable por su debilidad, y a veces, sentirse culpable por el miedo a no satisfacer los deseos de su hijo.



LA AUTORIDAD


El niño ignora qué es lo mejor para él. Necesita que alguien le guíe. La autoridad es lo que le permite comprender al niño las prohibiciones que, a posteriori, le servirán en la sociedad. La frustración es importante, pues para poder vivir en sociedad, el niño debe aprender que no siempre conseguirá aquello que es de su apetencia, ni tampoco obtendrá siempre lo que desee. A pesar de ello, la autoridad debe ir acompañada con el amor. Y es, por ese amor, por lo que le dictas a tu hijo prohibiciones; por su seguridad y su bienestar. Ponerle límites es ayudarle a avanzar. Dirigirle por un camino con señales y seguro. El niño tendrá más confianza y devendrá, con más rapidez, autónomo. Sin autoridad, el niño puede sentirse arrinconado y falto de cariño, pues pensará que sus padres no se interesan por él.



EJERCER TU AUTORIDAD


He aquí nueve puntos para ejercer tu autoridad con coherencia:


1- La comunicación: una prohibición sin explicación es inútil, pues no tiene ningún sentido para el niño. Sin explicación, el niño obedecerá, pero siempre estará tentado en volver a cometer el mismo error [7].

2- Dejar un margen de acción al niño: dejarle correr pequeños riesgos, siempre con seguridad.

a. Por ejemplo, puedes dejar a tu hijo comprar pan bajo tu observación.

3- Aplícate las reglas que tú impones a tu hijo: pues tú eres un modelo para él [8].

a. Por ejemplo, si no te gusta que diga palabrotas, no las digas tú tampoco.

4- Los padres deben de estar de acuerdo entre ellos: si el niño escucha “sí” por un lado y “no” por otro, no obedecerá nunca y se aprovechará de esta divergencia.

5- No prohibir todo y de una manera continua: el desliz ayuda al niño a forjar su propia experiencia.

6- La lógica: un “sí” hoy y un “no” mañana, debe ser explicado al niño [9].

7- No ser injustos: ¿por qué no recompensar con algún regalo al niño si los resultados del colegio han mejorado?

8- Déjale que exprese sus sentimientos: si quiere llorar, si quiere enfadarse, si quiere explicar algo,… déjale que exprese, pero educadamente, sus posibles sentimientos exacerbados.

9- No inspirar el miedo: mejor, inspirar el respeto para con vuestra persona y por aquello que le pides. Los cachetes imponen miedo, pero no respeto, sobre todo en la adolescencia.

La aplicación de estos criterios es importante. Aportarán a tu autoridad más coherencia y será menos arbitraria a ojos de vuestro hijo. Si no, aparecerá ante los ojos de tu hijo, una autoridad injusta que, alcanzada la adolescencia, sin saber el niño donde situarse, rechazará por completo toda tu autoridad.


COMENTARIO


Verdaderamente, tal y como ha dicho la doctora Khadijah, ¡no es fácil ser padres! Y como hemos citado anteriormente, el imam `Abû Hâmid al-Gaz-zâliy, llega a equiparar el trabajo de educar a los hijos, al combate por la causa de Alá (ÿihâd). Dice el imam al-Gaz-zâli cuando habla sobre los fines que busca la instauración del matrimonio y de la necesidad del ser humano de vivir en pareja: “el quinto provecho del matrimonio: es la lucha contra el ego (muÿâhadah an-nafs) y su ejercitación a través de la salvaguarda, la protección y el satisfacer los derechos que la familia tiene sobre uno. Todo ello, a través de la paciencia ante sus malos modales; el aguante ante su mal proceder; buscando cómo mejorar día a día sus malos hábitos; dirigirles al camino del dín; ganarse la provisión lícita para ellos y educar a los niños. Todos estos trabajos comprenden inmensos beneficios para la persona que los lleva a cabo, pues comprenden – entre otras cosas – la salvaguarda y la protección de la familia. La familia es como un rebaño que uno tiene que cuidar y guiar. El favor que Alá ha dispuesto en la protección de la misma es inmenso. […] Por ello, dijo el profeta Mujámmad – la paz y las bendiciones de Alá sean con él –: “Todos vosotros sois pastores, y todos vosotros sois responsables de vuestro rebaño.” (Transmitido por al-Bujâri y otros eruditos del jadiz). Por ello, no es lo mismo quien se ha esforzado por corregir y reparar los estados propios y de los demás, que aquel que únicamente ha trabajado en reparar sus malos estados. Ni tampoco se asemeja quien ha sido paciente aguantando penurias, con quien ha descansado alejándose de responsabilidades. Por lo tanto, las penurias que trae el encargarse de la familia y de los hijos, equivale a combatir por la causa de Alá (al-ÿihâd).” (Fuente: ‘ihyâ`´ulûm ad-dîn", de `Abû Hâmid al-Gaz-zâliy. 2 / 45 - 46.)

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NOTAS

1- Del mismo modo que necesitamos de directrices en muchos campos de nuestra vida, también necesitamos pautas para educar a nuestros hijos. Por ello, el Islam, como din global, no ha sido negligente ni ha dejado de lado este campo, tan importante en la vida de la persona. Es más, son muchos los textos – tanto del Sagrado Corán como de la tradición profética – que nos muestran la importancia de educar lo mejor posible a nuestros hijos.

2- Cierto que el musulmán, como siervo de Alá, siempre buscará la solución en su din. Sin embargo, las sociedades y los tiempos cambian. Por ello, hay que buscar siempre – y sobre todo en estos tiempos – la ayuda de especialistas en el ámbito de la educación: tanto imames como eruditos en el Islam, como profesionales en el campo de la educación infantil. Pues lo que buscamos para nuestros hijos es precisamente eso: una educación islámica. Es decir, puede que demos con quien conozca perfectamente el Islam, pero, a la hora de la práctica, se ve incapaz de transmitir una educación fructífera a los niños; y, por otro lado, puede que encontremos a quien posea las herramientas para aportar esa educación, pero no ostente un contenido islámico correcto. Por eso, hoy día, es muy importante intentar – tanto como sea posible – compaginar todas las disciplinas para poder aportar al niño/a esa educación islámica. Si hoy día utilizamos medios científicos y modernos para cerciorarnos de la llegada del mes de Ramadán ¿cómo no vamos a usar otros métodos profesionales para el beneficio de nuestros hijos? Hay que saber diferenciar muy bien entre dos conceptos: la forma y el contenido. El contenido, en este caso el Islam y sus principios, es perenne, eterno. Pero las formas cambian de un niño a otro, de una sociedad a otra, de una época a otra. Y, nuestro problema, radica en que no nos damos cuenta – en muchas ocasiones – en que son los medios o las formas las que no dan los resultados esperados. Pues, el contenido, siempre es el mismo, y las formas cambian.

3- El mero hecho que nos percatemos de los errores que hayamos podido cometer en un pasado respecto a la educación de nuestros hijos, denota el interés y el amor que tenemos por aportarles lo mejor en todos los ámbitos, y no únicamente en el material.

4- De ahí la necesidad de contar con la ayuda de profesionales en distintas áreas de la educación y no limitarnos únicamente a lo que un imam o un sabio pueda aconsejarnos a bien. Pues aun teniendo un nivel respecto al dín y sus disciplinas, puede que sus consejos no sean el remedio idóneo para la educación de nuestros hijos, no por el contenido – volvemos a recalcar –, sino por la forma.

5- Hemos de percatarnos, que éste es un tema fundamental y de importancia radical en el Islam: el de encontrar siempre el término justo (al-wasatiyah). Eso sí, el término justo en cada elección, en cada acción, en cada ocasión. Algo, que no está al alcance de muchos y que puede llevar toda una vida el poder dominar este principio fundamental en la vida de todo ser humano.

6- Es cierto que un niño no puede comprender todos los fines que hay detrás de cada una de las acciones que le mandamos hacer. Sin embargo, explicarle e informarle de ello, ayuda a desarrollar su intuición y su inteligencia. Hemos de darnos cuenta, que lo mismo ocurre cuando le enseñamos a hablar o le insistimos para que repita palabras. El niño no tiene idea alguna de los significados de esas palabras que repite una y otra vez. Pero lo importante, es que entré en ese juego y vaya captándolo, hasta que, llegado a una edad determinada, comprenderá más cosas de las que nosotros podamos imaginarnos.

7- Esta misma directriz nos la enseña Alá – alabado y ensalzado sea – en el Sagrado Corán, cuando nos relata la historia de Luqmân y su hijo. Siempre que Luqmân transmite una enseñanza a su hijo, de manera inmediata, le explica el por qué de la misma. Así encontramos en el Corán: “Dimos a Luqmân la sabiduría (hikmah): [y le dijimos]: ‘¡Sé agradecido con Alá! Quien es agradecido lo es, en = realidad, en provecho propio. […] * Y cuando Luqmân exhortó a su hijo diciéndole: ‘¡Hijo mío! ¡No asocies nadie a Alá, pues la asociación es una enorme injusticia!”. (sura 31 “Luqmân”: 12 – 13). Y también le dijo: “¡No pongas mala cara a la gente, ni andes por la tierra con insolencia! Alá no ama a nadie que sea presumido, jactancioso.”. (sura 31 “Luqmân”: 18).

8- Es éste un principio muy importante en el Islam: el que las palabras de una persona vengan ratificadas por sus actos. Dice Alá: “¡Creyentes! ¿Por qué decís lo que no hacéis? Alá aborrece enormemente que prediquéis lo que no hacéis.” (sura 61 “la fila”: 2 – 3). Por ello, Alá, nos incita encarecidamente a que tomemos como modelo en nuestra vida diaria al profeta Mujámmad, aquél cuya obra nunca contradijo sus palabras.

9- Esto mismo hizo el Profeta en varias ocasiones: explicó a la gente el por qué de la abrogación de ciertos preceptos. Por ejemplo, el profeta Mujámmad dijo en un jadiz: “En su día os prohibí visitar las tumbas. Hacedlo ahora, pues ellas hacen que viváis austeramente y os recuerdan la Otra vida.” (Transmitido por `Ahmad y otros eruditos del jadiz).

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