lunes, 12 de octubre de 2009

EL DÍA DE LA HISPANIDAD








En el nombre de Alá, el Misericordioso, el Clemente.
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Por Vicente Mansur Mota
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Hoy, doce de octubre, se celebra el día de la Hispanidad. Como cada año, el estado celebra este día con una exhibición superlativa de las fuerzas armadas. Y yo me pregunto: ¿Cómo se quiere fomentar el amor a un pueblo o el sentimiento humano hacía una identidad – pues es eso lo que mueve los corazones – haciendo exhibición de la fuerza armamentística de un país? ¿Qué concepto de país o de estado y, por consiguiente, de sociedad, queremos que se forje en la mente y en el corazón de nuestros hijos, cuando en el día de todos los españoles, en el día donde debería exaltar el sentimiento de lo español, llevamos a nuestros hijos a un desfile militar? ¿Es que acaso hemos olvidado qué ocurre cuando se dispara un fusil, un rifle o un misil? Luego tenemos la desfachatez moral de acusar a regímenes pretéritos y presentes – sobre todo aquellos que presentamos a la gente como potencialmente peligrosos por su armamento militar – de exhibirse militarmente, demostrando ante la opinión pública mundial sus verdaderas pretensiones.

Todos los pueblos del mundo – en mayor o en menor medida – han contribuido a alimentar una esencia trascendental en toda persona, en todo pueblo y en toda comunidad: la cultura. Ojala hubiera un día de la Hispanidad humano, pues es eso lo que queremos quienes pertenecemos a esta especie. Ojalá viviéramos un día rebosante de Humanidad Hispana. Ojalá en este día exaltáramos todo aquello con lo que nosotros, como pueblo, hemos contribuido – y seguimos contribuyendo – al ámbito humano y cultural de la Humanidad.
Ojalá en este día, se abrieran todos los museos gratis; se representaran obras de teatro gratis de aquellas obras universales que se escribieron en este país; ojalá se hicieran exposiciones de las grandes obras de los grandes artistas que pasean el nombre de nuestro país por todo el mundo;…

¿Qué es más humano: llevar a un niño a un desfile militar ó a que contemple las maravillosas representaciones que en su día hizo Joaquín Sorolla de los pueblos de España?

Hoy día, vuelve a resurgir el debate sobre la educación de los niños y de los jóvenes. Y, éste, aunque no lo parezca, es un asunto educacional. Si queremos cambiar, debemos empezar con nosotros mismos.
Esta crítica no va dirigida a un pueblo al que yo pertenezco, sino a la manera en que tiene de expresar su identidad. Pienso, que hay muchas otras maneras más nobles y bellas de expresar un sentimiento, que aquél que hemos heredado del negro y oscuro siglo XX.

Las fuerzas armadas merecen el respeto de todos. Pero no lo merece la manera en que se quiere exaltar la Hispanidad.
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